Salamanca y el Renacimiento (I)

SALAMANCA Y EL RENACIMIENTO



INTRODUCCIÓN

Esta ciudad, debido al gran desarrollo de su importante Universidad, y la calidad cultural que en las diferentes disciplinas académicas incesantemente emanaba de sus aulas, albergó extraordinarias figuras del Renacimiento en todas las ramas de la ciencia en las que influyó este movimiento humanístico. Unos personajes arraigaron de forma definitiva en Salamanca, otros permanecieron en ella en interesantes periodos de sus diversas trayectorias, y algunos, en sus diferentes periplos, en momentos puntuales recalaron en la ciudad. Ninguno de abandonaría la misma sin dejar, cada uno en su faceta, la impronta perteneciente a su trascendental huella cultural.



Como prueba evidente de lo que acabamos de consignar, enumeraremos algunas de las figuras o personajes que desde Salamanca, contribuyeron a impulsar y dar relevancia al Renacimiento, no solo en la Península Ibérica sino en el mundo occidental. Antes queremos dejar constancia, que no dudamos, que serán muchos los que omitiremos, algo que igualmente sucederá con hechos importantes de los que, no por voluntad sino  por desconocimiento, no nos haremos eco.

Algo que de ninguna manera deseamos dejar de consignar, es la importancia, tristemente poco reconocida y evidenciada, que la atractiva villa salmantina de Alba de Tormes tuvo en la época renacentista de la que nos ocupamos. Esta localidad, cabeza de la Casa Ducal de Alba, sede de la corte que los Duques establecieron en la villa, fue un centro importante de la literatura del Siglo de Oro, ya que aquí residieron, entre otros, Lucas Fernández, Juan del Encina, Garcilaso de la Vega, Lope de Vega, y Calderón de la Barca.

Vista de la villa de Alba de Tormes
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La destacada relevancia de la citada villa, por la que discurre majestuoso el río Tormes, sería la que impulsó a la Madre Teresa de Jesús, a fundar el convento en el que después murió, y en el que se halla enterrada, lo que con los años daría lugar a que la referida villa se convirtiera en un destacado centro teresiano. También Alba de Tormes, en aquella época, se significaría por estar allí el Monasterio de San Leonardo, que ocupado por la orden de los Jerónimos, originó, que como consecuencia de la estrecha vinculación de la misma con la Corona, y de manera especial cuando esta la ostentaron Carlos I y Felipe II, pasaran por él interesantes protectores y mecenas pertenecientes a la nobleza, lo mismo que figuras influyentes en la política que seguían los mencionados Austrias mayores. 

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