Antes de concluir este breve compendio dedicado a la Música del Renacimiento,
haciendo una reseña de algunos personajes del mundo de la música, agrupados por
su país de origen, que de una u otra forma dejaron su impronta en tan
excepcional suceso cultural, haremos referencia a otras facetas que se
produjeron en torno al mismo, y a otros diversos pormenores que pueden
contribuir a comprenderlo mejor.
Durante el Renacimiento, el concepto de la música era tan
extraordinariamente elevado que no se consideraba buen cortesano al que no
fuera músico, ni entendido en el manejo de algún instrumento o que careciera de
habilidad para el ejercicio de alguna de las artes. El mecenazgo respecto a la
música, como sucedía con las demás actividades artísticas, lo proporcionaban
las monarquías, la nobleza y la iglesia, mecenazgo al que necesariamente se
vinculaba el músico profesional. La principal institución, en lo que a la
música se refiere, era la Capilla Musical Pontificia de Roma, a la que seguían las Escuelas Catedralicias, existiendo
Capillas Musicales reales y nobiliarias. En relación con esto último, se sabe
que Felipe II, contando siete años de edad, tenía su propia capilla musical,
predominando en España durante su reinado, comprendido entre los años
1556-1598, el estilo musical conocido como internacional. En esta época los
músicos españoles, tanto por sus interpretaciones como por sus composiciones,
fueron reclamados en todos los ambientes.
Portada del Cancionero de Upsala. wikipedia |
El pensamiento profano generaba música profana, mientras
que el religioso era el que creaba música religiosa, especialmente composiciones
de misas y motetes, a lo que hay que añadir, que sin bien la iglesia permite la
evolución musical, exige, que en cierta manera, prevalezca el gregoriano, que
encubierto por la polifonía, aparece intermitentemente. En España, no puede
omitirse, que la música del Renacimiento se vio influenciada por el misticismo
que mediante sus diferentes obras era difundida por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. La
música profana del Renacimiento encontró su fuente principal en los cancioneros
que eran patrocinados por la nobleza, en el caso de España los más relevantes
son los cancioneros de Palacio, La Colombina , de Segovia, de Upsala,
y el de Medinaceli, que está considerado como el mejor del Renacimiento
español. Las obras que entonces se creaban, con estructura polifónica, son
clasificadas en romance de la manera siguiente: villancico, compuesto de
estrofas y estribillos; y la ensalada, en la que se mezclan todas las
referencias musicales, pudiendo ser por sus características, madrigal
religioso-profano, canto popular, villancico, romance o danza.
Las capillas polifónicas musicales, como podían ser las de
las catedrales, era regidas por el maestro de capilla, cuyas atribuciones,
aparte de estar al frente del facistol, eran conservar los libros de canto, exigir
comportamientos adecuados a los cantores, y cuidar de los niños cantores o del
coro. Eran componentes de las mismas, los cantores adultos, que frecuentemente
se caracterizaban por un comportamiento díscolo, estos por sus voces se
clasificaban en tiples, tenores y bajos. Los niños cantores, que igualmente
pertenecían a las capillas musicales, perseguían, además de una enseñanza
musical, lograr una superior formación.
chirimias |
Lo que era conocido como capilla de ministriles, la
componían aquellos que eran los encargados de tocar los instrumentos de viento
tales como sacabuches, orlos, chirimías o bajones. El organista solía actuar
solo, y en ocasiones lo hacía acompañando polifonías y las intervenciones de
gregoriano con estructura similar. Aparte de los de viento y el órgano, también
existían instrumentos de cuerda y de teclado, para todos ellos se hacían
composiciones derivadas de la música vocal, que podía consistir en música de
danza: pavana, gallarda y zarabanda. También se compuso música de
fantasía.
Frontispício del Odhecaton A, conservado en el Museo Internacional de la Música y Biblioteca Musical de Bolonia,Italia wikipedia |
Esta introducción a la música del Renacimiento no puede en absoluto considerarse concluida sin hacer referencia a la repercusión que
tuvo en la música la invención de la imprenta, o mejor dicho, la perfección que
se logró respecto a su técnica y más eficaz modo de empleo. Ejemplo de ello es,
que en pocos años, las partituras desbordan el tradicional ámbito de las
copisterías monásticas y llegan a un público cada día más amplio. La música
impresa desencadenó una revolución difícil de imaginar en nuestros días, y su
importancia sólo puede compararse al salto cuantitativo que significó la
difusión de la música grabada, cuatrocientos años más tarde. Después de algunos
tímidos intentos más o menos conseguidos, el primer libro de música digno de
ese nombre es el Harmonice musices Odhecaton, salido de las prensas del
véneto Ottaviano Petrucci, en 1501, con noventa y cuatro piezas polifónicas de
Josquin, Obrecht e Isaac, entre otros.
Tal y como he dicho en el espacio de los premios 20minutos, repito aquí, muy interesante, y muy bien documentado.
ResponderEliminarFelicidades.