Aspectos, hechos y personajes del Renacimiento (XXXX). La Música (X)

Aspectos, hechos y personajes del Renacimiento

La Música

ESPAÑA

Mientras que la capilla y el cantoral de Eton estaban siendo construidos, en torno a 1500, la música estaba también en ascenso en España, gracias en parte al contacto con músicos de la escuela franco-flamenca. Hay constancia de que España fue visitada por Pierre de la Rue (1452-1518), compositor y cantor franco-flamenco, y por el también compositor renacentista y teórico musical alemán, Martin Agricola (1486-1556). Como en todas las partes, a Josquin des Prés se le adoraba, y la polifonía imitativa fue asimilada por los principales compositores del país.

El desarrollo cultural en España, obtuvo un mayor y definitivo impulso, al lograrse la unificación del país con el derrocamiento del último enclave árabe en 1492. Coincidiendo con este hecho, los españoles no tardaron mucho en establecer contacto con nuevos y extraños tipos de música como consecuencia de la conquista de México en 1521 y la del Perú en 1533, como, a la inversa, le ocurrió a los indígenas que habitaban esas zonas. De esta forma los primeros observadores españoles interpretaron aquello que escucharon de la música azteca e inca como algo fundamentalmente familiar o si acaso, a estilo renacentista, como un ejemplo de la naturalidad que se le suponía a la música de la antigua Grecia. Serían estas observaciones todo lo que se conserva, ya que la única música escrita es la que estaba destinada a la religión de los conquistadores.

Finalizando el S. XV y durante el XVI hasta los albores del XVII, surgieron en España compositores y músicos en sus más diferentes facetas que depararon al país uno de los momentos de máximo esplendor en lo que concierne a su historia musical. Este hecho tendría su continuación, cuando ya en el S. XVIII, la música de nuestro país se incorporó de manera definitiva al estilo barroco con abundante producción de óperas al estilo italiano. Con la música barroca, se asistiría a la aparición de incesantes y nuevas ideas, así como a la expansión de muchas sensaciones musicales antes olvidadas.

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Francisco de Peñalosa (1465-1528), es considerado como el compositor del Renacimiento español que primero asimiló la polifonía imitativa, siendo uno de los compositores españoles más famosos y prolífico de su época, y del que más obras se conservan.
En su denso trabajo no falta ninguno de los géneros relevantes de la música vocal litúrgica tanto para la misa como para la liturgia de las horas. El mismo comprende igualmente, once obras seculares en lengua castellana: villancicos, canciones y la ensalada Por las sierras de Madrid.

Portada del cancionero.
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Juan del Encina (1468-1529), poeta, músico y autor teatral, supo conjugar en su obra poesía y música, y como gran músico alcanzó a ser apreciado por todas las cortes. Perteneció, en su primera época, a la escuela polifónica castellana, considerada una de las más importantes de España, por ser la que mejor representaba la evolución polifónica en el país. Destacó como fecundo cultivador del villancico y del romance, predominando en su estilo los procedimientos homofónicos en contraste con los músicos de su tiempo.




Mateo Flecha –El viejo- (1481-1553), compositor catalán renacentista, compuso  “ensaladas” -popurrís de temas musicales- arregladas para su canto a cuatro partes, y mezclando distintas lenguas, castellano, catalán, italiano, francés e incluso latín. Sería conocido principalmente por estas obras, al estar concebidas para divertir a los cortesanos alcanzando gran fama en las fiestas palaciegas.



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Cristóbal de Morales (1500-1553), es, junto a Francisco Guerrero y Tomás Luis de Victoria, uno de los tres grandes de la composición polifónica española del Renacimiento. Con su música vocal y sacra es sin lugar a dudas el mejor compositor español de toda la primera mitad del S. XVI, alcanzando su fama a toda Europa, perviviendo durante los siglos siguientes, considerándosele un músico genial dotado de un estilo propio de rasgos bien definidos como es su inventiva en materia de ritmo. Por ello nadie discrepa de la influencia que tuvo sobre la obra polifónica de los compositores cronológicamente siguientes, como pudieron ser Palestrina, Tomás Luis de Victoria, y Guerrero.



Luis de Milán (1500-1561), compositor y  vihuelista, es uno de los mayores exponentes de la música del Renacimiento español, siendo especialmente conocido por ser el primer compositor que publicó música para vihuela, y también uno de los primeros en dar instrucciones para marcar el tempo de la música. Su música se la considera extremadamente sencilla y espontánea, comunicadora y original, al igual que una música hermosa, fresca, vibrante y cautivadora.



Aprovechando la mención que acabamos de hacer a la vihuela, al referirnos a Luis de Milán, hay que dejar constancia de que este instrumento en la música española desempeñó –sobre todo en los siglos XV y XVI- el mismo papel preponderante que en otras culturas musicales europeas tuvo el laúd. De caja plana y ovalada con un rosetón central, la vihuela poseía un mástil corto y doblado hacia atrás y un número variable de cuerdas, entre cinco y siete, que de a poco fueron uniformizándose en las seis que serían características de su sucesora: la guitarra española.

Antonio de Cabezón (1510-1566), ciego de nacimiento, fue organista, arpista y compositor, llegando a ser músico de la corte de Carlos I y posteriormente de la de Felipe II. Ocupando este cargo viajó bastante por Europa, hecho que aprovecharía para conocer a los grandes músicos de las distintas escuelas europeas. El compositor Josquin de Prés influyó de manera importante en el estilo polifónico de sus composiciones en las que se manifiesta, por su capacidad de improvisación, como un gran genio.



Aunque compuso algunas piezas litúrgicas, especialmente se dedicó a la música para teclado, desarrollando mediante su trabajo nuevas formas como las glosas de romances (adaptaciones para teclado de obras polifónicas de otros compositores), las diferencias (variaciones sobre canciones y danzas francesas y españolas), y los tientos (motetes instrumentales basados en la imitación).





Francisco Guerrero (1527-1599), este compositor, junto a Tomás Luis de Victoria y Cristóbal de Morales, está considerado como uno de los grandes nombres de la música sacra española del Renacimiento, así como uno de los mayores compositores y polifonistas españoles de todos los tiempos. Fue, sucesivamente, maestro de capilla de las catedrales de Jaén, Málaga y Sevilla.






Compuso un ingente número de obras profanas, distinguiéndose asimismo por una abundante obra instrumental. Su música destaca por la variedad de emociones que acertadamente consiguió poner en ella, desde el recogimiento místico a la exaltación, desde la mayor alegría a la desesperación. Su amplia obra, muy popular, durante mucho tiempo siguió interpretándose especialmente en las catedrales americanas. Coincidiendo con sus contemporáneos españoles, en sus composiciones, prefería las texturas homofónicas, con una voz dominante y las otras subordinas a ella. Francisco Guerrero sería también considerado precursor de la armonía funcional, lo que originó, que durante mucho tiempo, uno de sus Magníficats, fuera considerada una obra del S. XVIII.

Tomás Luis de Victoria (1548-1611), considerado como la figura más destacada de la polifonía española del S. XVI, es el compositor español de mayor reputación universal de todos los tiempos. Estudió en el Colegio Germánico en Roma, y fue discípulo de Palestrina a quien sucedió como organista y maestro de capilla en el citado colegio. Sus composiciones traspasaron las fronteras del Renacimiento polifónico, su equilibrio y pureza, para anunciar ya la expresividad barroca, consiguiendo que fuera catalogado como uno de los mejores músicos del Renacimiento. 




En su obra, que tuvo una gran difusión internacional,  se mostró continuador del estilo que conjugaba la homofonía y el contrapunto, creando cadencias que algo más tarde imitarían todos los grandes autores. Compuso misas, motetes, magníficats y otras obras polifónicas. De su extensa y excelente obra, muchos coinciden en destacar su ya postrera composición, un magnífico réquiem a seis voces, Officium Defunctorum, destinado a las exequias de la emperatriz viuda María de Austria, obra cuyas armonías resplandecen desde un contexto de serenidad. Esta obra musical es, probablemente, la que escrita en España más ha influido en la música universal, su particular estética se hace sentir en casi toda la música religiosa católica del barroco.

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