Salamanca y el Renacimiento (IV)

SALAMANCA Y EL RENACIMIENTO


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Francisco de Salinas, ciego desde los diez años, nació en Burgos en 1513. Llegó a ser dentro de su faceta de músico, un célebre compositor, a la vez que un excelente teórico y gran humanista. En la Universidad salmantina, al margen de cursar el estudio de humanidades, realizó estudios de canto y órgano, consiguiendo ser, utilizando este complejo instrumento, un intérprete excepcional.

Al regresar de Roma, ciudad en la que había permanecido más de veinte años, completando su formación en las bibliotecas vaticanas, consiguió la cátedra de música en la Universidad de Salamanca, que ocupó de 1567 a 1578. Allí conocería a Fray Luis de León, catedrático también de la citada institución, de cuya admiración por el ciego Salinas, quedaría constancia en la Oda a Salinas, que escribió en 1577.

Considerado como un consumado teórico y una de las más selectas cabezas de la España de su siglo, debe su fama, de manera principal, al tratado que realizó en 1577, denominado, “De musica libri septem”, en el que trata la relación entre verso y melodía.



Francisco de Vitoria, cuyo nombre verdadero era Francisco de Gamboa, nació en 1486, cuestionándose si fue en Burgos o Vitoria. Teólogo y jurista, fundó el Derecho Internacional. A la edad de diecinueve años ingresó en la Orden Dominicana, trasladándose con posterioridad a París, ciudad en la que estudiaría Artes y Teología, ejerciendo allí durante un tiempo, hasta su regreso a España en 1522, la enseñanza de ésta última rama.

Desde 1523 hasta su muerte fue titular de la cátedra de Prima en la Universidad de Salamanca. Al restaurarse la enseñanza de la Teología en España, empleó una orientación tomista, sustituyendo el texto oficial utilizado hasta entonces en Salamanca, “Las sentencias de Pedro Lombardo”, por la “Suma teológica”, de Santo Tomás. A él se le atribuye también, la implantación del sistema de tomar apuntes, considerándolo como el más adecuado para alcanzar una mayor compenetración entre profesor y alumnos.

Alumnos en un aula de la Universidad de Salamanca, siglo XVII.
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En su dilatada labor docente destacó de forma importante, e independientemente de su dedicación a ella, una parte considerable de su trabajo, lo encaminó para conseguir establecer las bases teóricas del derecho internacional moderno. De esta forma, su estudio y trascendental obra sobre el Derecho de Gentes, fue el que sirvió de base para promulgar las “Leyes Nuevas de Indias”. También Francisco de Vitoria, junto a Domingo de Soto y Melchor Cano, configurarían la gran triada dominicana inspiradora de la Escuela de Salamanca, que consistiría en una variante muy importante e  influyente en el  escolasticismo español durante el llamado Siglo de Oro. 



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