Arte Gótico. Construcciones religiosas. Catedral Nueva (II)


Arte GóTICO
EDIFICIOS RELIGIOSOS GOTICOS       (1241-1544)
CATEDRAL NUEVA  (1513-1733)

Siguiendo la observación del templo desde su interior, se comprueba como el mismo obtiene la mayor luminosidad que pueda hallarse en cualquiera de las catedrales góticas españolas, por medio de los amplios ventanales que se encuentran en lo alto de sus muros. Esta extraordinaria luz llega a través de noventa vidrieras, confeccionadas en Flandes a mediados del S. XVI, pero de las que tristemente, solo se conservan escasos fragmentos de las originales. También hay que constatar, que ésta admirable luminosidad que detectamos, se ve acentuada de manera extraordinaria por el espléndido y robusto cimborrio del crucero, cuya estructura a la vez, imprime e influye en la ligereza que se aprecia en todo el interior del edificio.

Originado por el terremoto de Lisboa, de la cúpula primitiva, una de las más bellas de todo el barroco español, obra de Joaquín de Churriguera, solo quedan las pechinas y el tambor octogonal, las primeras cobijan monumentales veneras con ángeles, y en cuanto al segundo sus lados están decorados con relieves polícromos relativos a la vida de la Virgen. Los trabajos de su restauración fueron llevados a cabo por Juan de Sagarvinaga, quien al  reconstruir la cúpula añadiría al tambor, la denominada media naranja y la linterna.
Ya en el exterior y contemplada la catedral desde su costado norte, aparece majestuosa y elegante, apreciándose la horizontalidad y pureza de los volúmenes correspondientes a las naves y al crucero. A todo ello contribuyen igualmente las caladas cresterías y balaustradas, consiguiendo todos estos elementos su contrapunto, en la verticalidad  de los contrafuertes que a su vez se encuentran de forma abundante decorados con esbeltos pináculos.
Todo el conjunto de la edificación lo domina la cúpula del crucero, ésta con su descollante media naranja rematada en airosa linterna, y su porte clásico, se erige sobre un espléndido tambor formado por ventanales que su separación la determinan columnas pareadas. Un número de cuatro pequeñas linternas flanquean al exterior el cuerpo de luces.
Siguiendo la contemplación del templo desde el exterior, no pasa en absoluto desapercibida la rica y profusa ornamentación de las diferentes portadas del mismo, tanto las de la fachada principal como las de los laterales, comprendiendo éstas, la de Ramos y las correspondientes a los brazos del crucero.
Las más bellas son las tres que se hallan en la fachada principal, de manera especial la que se encuentra en el centro, cuyo preciosísimo encaje de piedra, lo depara un exultante goticismo y apretado ornato. Estas portadas se hallan de manera respectiva cobijadas por tres arcos angrelados, aplicándose para su organización grandes arcos conopiales y múltiples arquivoltas, apareciendo en éstas, el esplendor y barroquismo propio del gótico final que a su vez sigue la estética hispano-flamenca.
Gran cantidad de repisas, doseletes, figurillas, escudos, medallones, etc., adornan igualmente estas tres portadas, siendo, como ya antes se ha señalado, la del centro la que cuenta con mayor profusión tanto decorativa como escultórica.
El diseño del programa escultórico que se halla en la fachada de esta portada, pertenece a Juan Gil de Hontañón, participando en su ejecución diferentes artistas, destacando sobre todos ellos Juan Gante, que es a quien se le atribuye el impresionante Calvario allí existente. Es importante consignar que la ornamentación de éste espacio se completaría, algo más tarde de la intervención que acabamos de reseñar, con la realización del trabajo que llevó a cabo el escultor Juan Rodríguez, perteneciente a la escuela vallisoletana y gran seguidor del estilo de Gregorio Fernández, cuya característica más significativa, es que los pliegues de los ropajes que ostentan sus esculturas, aparecen sumamente quebrados.
Fue éste mencionado escultor el que labraría los altorrelieves que representan la Adoración de los Reyes y la Epifanía, al igual que las esculturas que de San Pedro y San Pablo flanquean el Calvario. Pertenecen también a él, la de la Inmaculada y la del pequeño San Miguel, que junto a otras pequeñas y distintas estatuillas se pueden contemplar en el mismo lugar. 
La conocida portada de Ramos, que se ubica al norte del edificio, tiene una composición muy similar a las que acabamos de comentar. Su decoración consiste en una representación de la entrada de Jesús en Jerusalén, completándose con las esculturas de los evangelistas en los laterales, obra toda ella  ejecutada también por el anteriormente referido Juan Rodríguez.
Las dos portadas gemelas que se encuentran en los extremos de los brazos del crucero, se hallan despojadas de sus imágenes, y pese a su esquema y trazado gótico, son obras consideradas muy tardías, pues las mismas datan de los últimos años del S. XVII.
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