El puzzle de la Historia. Del Renacimiento a la Ilustración. Aspectos, hechos y personajes del Renacimiento (VIII). La Religión

Aspectos, hechos y personajes del Renacimiento
La Religión

La Religión fue objeto de importantes convulsiones, como consecuencia de la extraordinaria renovación de los valores clásicos. Este hecho desencadenó el enfrentamiento contra el espíritu del Medievo, que motivó que se involucraran instituciones y creencias. Así, del cuestionamiento de lo accesorio se pasó a lo fundamental, debatiéndose no solamente respecto a la autoridad temporal de la Iglesia, sino llegando la polémica, a discutir la autoridad de la misma, nada menos, que en la faceta espiritual.

Bula Exsurge Domine de León X,
que amenaza a 
Lutero con la excomunión.
Al repercutir la incesante afirmación de los nacionalismos, se comienza a tambalear la obediencia a una Iglesia Universal. La Iglesia, que en el S. XI, había encabezado un gran movimiento de renovación que le ayudó y contribuyó a adquirir una mayor influencia espiritual y a reclamar para sí por primera vez formalmente su derecho al poder terrenal, tuvo que enfrentarse en el S. XVI a la Reforma catalizada por Martín Lutero. Originada por la iniciativa de fuerzas periféricas a Roma, fue en un principio ignorada por la Iglesia, y motivado por la actitud impávida del papado, ocasionó que se eclipsara para siempre sus aspiraciones de reclamar, de nuevo para sí, la autoridad universal en lo espiritual y en lo temporal. La Reforma, en un principio, surge como una reacción de los pueblos germánicos contra aquello que ellos consideran representativo de lo italiano, alcanzando éxito en el norte de Europa.

PAZ DE AUSBURGO
Portada de la edición
impresa de los artículos del
 tratado, Maguncia 1955.
Antes de proseguir con este tema, haremos un inciso para hacer una aclaración interesante, o por lo menos curiosa. El término de “protestantes” que se asocia y atribuye a los impulsores y seguidores de la Reforma, a la que nos venimos refiriendo, no obedece en absoluto a la actitud que estos mantuvieron respecto a las directrices y a la autoridad de la Iglesia. El reseñado término se corresponde y tiene su origen, con la actitud que mantuvieron los Príncipes Electores alemanes con el Emperador Carlos V, protestando ante él por la falta de libertad que tenían para elegir una determinada religión para sus territorios. A esta protesta se puso fin, al establecerse el documento que se conoce como La Paz de Augsburgo, que, en 1555, Carlos V formalizó y aceptó. Éste, cansado de las continuas luchas entre sus príncipes, suscribió la reseñada proclama en la que aparecía el conocido lema: “cada principado alemán tendrá la fe de su príncipe, y quien no esté de acuerdo podrá optar por el exilio”. Al año siguiente el Emperador, optaría por el retiro, cediendo todos los territorios a su hijo Felipe II, a excepción del Imperio Alemán, que lo hizo a favor de su hermano Fernando I. 

La campaña con que se inicia y desarrolla la Reforma, cuenta con extraordinarios e influyentes propulsores, siendo uno de los principales, el teólogo alemán, mencionado anteriormente, Martín Lutero. Éste alcanzó extraordinaria relevancia al clavar, en 1517, en la puerta de la iglesia llamada Schlosskirche, de Wittenberg (Sajonia), “las noventa y cinco tesis, mediante las cuales protestaba por la degradación de la Iglesia, las bulas eclesiásticas, y por la frivolidad en la que vivía una parte importante del clero.


Otra destacada figura que también protagonizó este movimiento religioso, fue el eclesiástico suizo Ulrico Zuinglio, que conociendo el contenido de los escritos de Lutero, inicio su propia vía reformista de manera independiente. Adoptó posiciones más radicales que las del alemán, siendo el principal reformador protestante de la Suiza de habla alemana, ya que Zúrich fue el punto primordial desde el que impartió sus tesis. Condenó el culto a las imágenes y a las reliquias, sustituyendo el latín por el alemán en la liturgia, y eliminó la práctica de diferentes sacramentos.

También resultó ser un importante impulsor de la Reforma, con repercusión en la zona francófona, Juan Calvino, francés, estudioso de Teología, Humanidades, y Derecho, al que ya con anterioridad hemos hecho referencia. Con muy poco más de veinte años, se convirtió al protestantismo al compartir los distintos puntos de vista de Lutero, convicciones estas, que, en 1534, le obligaron a abandonar París e instalarse en Basilea. La doctrina de Calvino superó en influencia a la de Lutero, siendo el protestantismo predicado por él, el dominante en Suiza y en Holanda, así como el que regiría a los hugonotes franceses, los presbiterianos escoceses o los puritanos ingleses, y otras comunidades de tendencia calvinista surgidas en países como Hungría, Polonia o Alemania.


La Reforma sería contrarrestada, de manera muy significativa, por la labor de Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús, fundada por él en 1540, con el objetivo principal de combatirla. Sus miembros eran hombres muy instruidos, dedicados a renovar la piedad a través de la predicación, la instrucción catecúmena y la práctica de los ejercicios espirituales, establecidos estos por el fundador de la Compañía, mediante los que había que profundizar en la meditación personal. Este movimiento, en el que también participarían órdenes religiosas como los teatinos, capuchinos o ursulinas,  sería conocido como Contrarreforma.

Contando el Pontífice Paulo III con el importante apoyo de la Inquisición y de la Compañía de Jesús, convocó el Concilio de Trento, que tuvo su comienzo, el 13 de diciembre de 1545. Este, tras múltiples interrupciones que determinaron tres etapas, en las que se desarrollaron veintidós sesiones, después de dieciocho años, finalizó el 4 de diciembre de 1563, bajo el mandato del Papa Pío IV. En este Concilio, que fue el más largo de la historia, cuyo tiempo de duración se conoce como “Periodo Tridentino”, se consiguió una reorientación general de la Iglesia, definiéndose con precisión sus dogmas esenciales, y logrando a la vez, el acuerdo relativo a la adopción de enérgicas decisiones que condujeran a poder llevar a buen fin la Contrarreforma.


Aunque el Concilio de Trento no consiguió reunificar la Cristiandad, si supuso para la Iglesia Católica una profunda catarsis, abordando la reforma de la administración y disciplina eclesiásticas. También eliminó muchos abusos flagrantes tales como la venta de indulgencias o la educación de los clérigos, obligando asimismo a los obispos a residir en su demarcación para de esta forma impedir la acumulación de cargos.

1 comentario:

  1. Hola! Interesante entrada. Veo que sigues en tu empeño de ir encajando piezas del puzzle de la Historia.

    He leído en algún libro que una cosa que a la Iglesia católica le parecía mal es que la gente leyera por sí misma los libros religiosos (a la iglesia católica lo de la independencia de la gente le gusta poco...) pero los protestantes sí impulsaban. esas lecturas individuales, así que la Reforma de Lutero al parecer contribuyó a desarrollar la imprenta y a que se extendieran las lecturas individuales, y que de ese modo cambiara la relación de la gente con el libro; de las lecturas colectivas se fue pasando con el desarrollo de la imprenta a la lectura individual. Es que me he acordado de todo esto según leía tu entrada.

    ¡Saludos!

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