Aspectos, hechos y personajes del Renacimiento (XXXVIII). La Música (VIII)

Aspectos, hechos y personajes del Renacimiento

La Música

ALEMANIA

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Heinrich Schütz (1585-1672), compositor alemán, que dentro de su país muchos le consideran como el más destacado precursor de Bach, asignándosele en la historia musical de su tiempo un puesto similar al de Monteverdi. Al igual que a su compatriota Durero en las artes plásticas, en el siglo anterior, la principal aportación de Schütz a la música consistió en la síntesis de las tradiciones alemanas e italianas, al incorporar a la primera las innovaciones formales e instrumentales de la segunda. Y si el polifacético Durero, encarnaba la transición del pathos gótico al equilibrio renacentista, la obra del músico representó el paso de ese mismo equilibrio, pero en este caso, a la expresividad barroca.

En 1615 entró al servicio del príncipe elector de Sajonia en Dresde, y posteriormente, de 1642 a 1644, ocupó el puesto de director de la corte en Copenhague. Compuso gran cantidad de polifonía instrumental y coral con textos en latín y alemán, así como música sacra y madrigales al estilo italiano. Tres décadas más tarde de su aparición en Florencia, concretamente en 1598, la considerada primera ópera del mundo, Dafne, de Jacopo Peri, Schütz, tomando el mismo libreto en una traducción del poeta Martin Opitz, crea la primera ópera en lengua alemana.



FRANCIA

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Clément Janequin (1485-1560), fue un músico francés del Renacimiento, que compuso gran cantidad de música polifónica vocal e instrumental, canciones, misas, motetes y obras seculares. Está conceptuado como uno de los más famosos compositores de las chansons populares de su época, concediéndosele gran importancia en el desarrollo de la chanson parisina, especialmente de tipo programático. Su fama, alcanzada a la gran divulgación que tuvo su obra, fue posible gracias al desarrollo de la impresión musical.

Este músico francés escribió muy poca música sacra, atribuyéndosele solamente dos misas y un motete. Sus doscientas cincuenta chansons seculares y ciento cincuenta salmos y chansons espirituales –el equivalente francés del madrigale spirituale italiano- son su legado más importante. Las chansons programática por las cuales es conocido Janequin eran largas piezas segmentadas, que con astucia usualmente imitaban sonidos naturales o del hombre, canto de las aves, sonido de una cacería, o de una batalla, en la que incluye el sonar de las trompetas y de los cañones al igual que el grito de los heridos. Efectos onomatopéyicos, como eran estos, tuvieron un uso muy común en la música de finales del S. XVI, hasta entrar en la era barroca, de tal forma que la “música de batalla” se volvió un estilo, cuya prominencia siempre le será atribuida a éste compositor galo.



Claudin de Sermisy (1490-1562), compositor francés, que después de pertenecer a la Capilla de Palacio como niño de coro, fue chantre de la Capilla real, de la que en 1532 sería nombrado viceministro y un año más tarde canónigo. Entre 1528 y 1536 está comprendido el periodo más fecundo de su obra, durante el que compone siete misas, treinta motetes y ciento diez canciones. Fue continuador de la misa-parodia utilizando en alguna de ellas temas profanos.

Estas composiciones “paródicas” se basaban en que aplicando el nuevo estilo musical de las canciones, que de manera inevitables fue asimilado por la Iglesia, a textos sacros produjeron motetes tan animados y expresivos  como los madrigales; siendo así como también escribieron misas basadas en estos mismos motetes o directamente sobre madrigales, no siguiendo el antiguo cantus firmus, sino más bien empleando el tejido polifónico al completo, adaptándolo, repitiéndolo y extendiéndole donde era necesario. Tales recomposiciones se acabaron conociendo técnicamente como “parodia”, sin sentido burlesco alguno, siendo muchos los músicos que escribieron misas paródicas, basadas en sus propias obras o en las de otros.



A pesar de estar influido por Josquin des Prés en el tratamiento contrapuntístico de las melodías, el tendió a airear la trama polifónica, a dar mayor importancia al texto sagrado y a multiplicar los pasajes de escritura vertical, tendencia similar que se observa en sus motetes. La parte más conocida de su obra son las canciones, en las que siguió los modelos tradicionales, si bien introdujo el empleo de la imitación y del encadenamiento de varias frases. También es recordada su obra por las canciones galantes que sirvieron de base a villancicos y canciones piadosas tanto católicas como protestantes.

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Philippe Verdelot (1482-1531), compositor del Renacimiento, de origen francés y de una desconocida e incierta biografía, se sabe que después de trasladarse a Florencia, de 1523 a 1525 fue maestro de capilla del Baptisterio de San Juan de la citada ciudad, trabajando también, hasta 1527, en la catedral florentina.

De lo que existe certeza es de que se convirtió en el más importante colaborador en la escritura del primer libro de canciones italianas que dio nombre, en 1530, a un nuevo género: el madrigal. En Venecia fue especialmente conocido, ya que varios libros de madrigales publicados entre 1530 y 1540 incluyen varias de sus obras, e incluso existe uno de ellos dedicado a él en forma exclusiva. Su estilo alterna homofonía con texturas imitativas, usando raramente el madrigalismo, que sería desarrollado más adelante, pero que se esboza en forma muy interesante en algunas de sus piezas. La mayoría de sus madrigales son para cinco o seis voces, los cuales alcanzaron gran popularidad en toda Europa, habida cuenta de la frecuencia de sus reimpresiones a lo largo del S. XVI. También en su obra aparecen composiciones tanto de  misas como de motetes.


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