Las artes plásticas
La arquitectura
Dentro de las artes fue en la arquitectura donde fue más
notable el resurgir de lo antiguo, al lograr actualizar los viejos y antiguos
estilos, concibiéndose las obras, desde su proyecto, bajo un aspecto
absolutamente antropométrico, al tener siempre presente las medidas del ser
humano. Esto condujo a que se tendiera, a partir de entonces, a calificar al
imperante estilo gótico, de indisciplinado y carente de armonía. En las nuevas
construcciones se inició la sustitución de la verticalidad del referido estilo
por la horizontalidad, eliminando la decoración, y prefiriendo la pilastra a la
columna, persiguiendo a la vez, dar a las edificaciones una apariencia más
ligera.
wikipedia |
Emulando la actitud de los filósofos y pensadores, los
arquitectos, al igual que el resto de los artistas, ambicionaban alcanzar
objetivos innovadores que se plasmaran en la simetría, la perfección y la
armonía en sus obras. Con este fin, recurrieron al estudio de las proporciones que
el famoso arquitecto de la antigua Roma, Marcus Vitruvius Pollio, hizo, en el
S. I. A.C. Precisamente en este trabajo, se inspiró, Leonardo da Vinci, para
realizar, a finales del S. XV, a lápiz y tinta, uno de sus estudios del cuerpo
humano, trabajo extraordinariamente famoso que sería conocido como “El hombre de Vitruvio”. En el refleja su peculiar visión del hombre como
centro del Universo, tomándose como modelo a sí mismo, estudia las proporciones
humanas, lo que le condujo a la conclusión de lo que sería definido como la divina
proporción, considerado uno de los grandes logros en todas las artes, del
Renacimiento.
En el estudio reseñado anteriormente, el cuadrado,
usado en toda la arquitectura clásica, simboliza la Tierra , y el círculo,
el Cielo, y lo que comenzó a denominarse la divina proporción, se
asimiló a la interpretación teórica que se derivaba de lo que era conocido como
numero áureo. Este, resulta ser un número algebraico inconmensurable,
que posee muchas propiedades interesantes, descubierto en la antigüedad no como
unidad sino como relación o proporción. Su hallazgo se atribuye a Pitágoras, que pensó que había
hallado una expresión matemática del “principio de analogía”.
Olvidado desde que el matemático griego, Euclides, lo
incluyó, 300-265 a .d.C,
en sus famosos “Estudios formales de los elementos”, definiéndolo con la
siguiente frase: “se dice que una línea recta está dividida en el extremo y
su proporcional cuando la línea entera es al segmento mayor como el mayor es al
menor”, no volvió a despertar interés, tan mágico número, hasta el Renacimiento.
Luca Pacioli demostrando uno de los teoremas de Euclides (Jacopo de'Barbari, 1495). wikipedia |
El matemático, Fray Luca Paciolli, (1445-1510), fue el que
le dio el nombre de la divina proporción, y el astrónomo y matemático,
Johannes Kepler, (1571-1630), lo consideró como uno de los tesoros de la Geometría , estableciendo
la relación anteriormente consignada para rectángulos y triángulos. Remitiéndose
al matemático de comienzos del S. XIII, Leonardo da Pisa, conocido después como
Fibonacci, encuentra en las propiedades matemáticas halladas en distintos
números, por el citado matemático, conocidos por ello, como números de
Fibonacci, entre otras la siguiente peculiaridad: Si vamos dividiendo entre
ellos –los número de Fibonacci-, consecutivos cada vez mayores, su cociente se
acerca al valor 1.618033. . . Siendo esta constante la que se denomina número
de oro, número áureo o divina proporción, a la que
históricamente se le han atribuido propiedades estéticas.
Finalmente, Da Vinci, como ya se ha señalado, representó
gráficamente el número áureo demostrando las proporciones del cuerpo
humano, siendo después a lo largo de los años, aplicado el referido número a la Arquitectura , las
Bellas Artes, la Naturaleza ,
y hasta a la vida cotidiana.
Similar importancia al hallazgo anteriormente señalado, y
de una inconmensurable repercusión en las diferentes artes, fue el
descubrimiento y consiguiente interpretación de la perspectiva. La
misma, resultó ser el fantástico sistema que permitía representar sobre una
superficie plana de dos dimensiones, el efecto volumétrico de los objetos, en
un ambiente de fingida profundidad, distinguiéndose la perspectiva lineal y
área. La primera es aquella que atiende, para su formación, a las líneas que
convergen en un punto de fuga, y la segunda, es la que tiene por objetivo
perfeccionar la perspectiva lineal, representando la atmósfera que envuelve a
los objetos, esfumando las líneas convergentes, eliminando los límites de forma
y color, dando una impresión muy real de la distancia. Claro ejemplo de ello,
puede contrastarse al contemplar obras como “La última cena”, de
Leonardo da Vinci, o “Las Meninas”, de Velázquez.
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